Quantcast
Channel: Yolanda Farr
Viewing all articles
Browse latest Browse all 128

Instatánea 61 - La Segunda Campaña Nacional de Teatro.

$
0
0

Adolfo Marsillach
Adolfo Marsillach y Leonardo Echegaray, director y productor, respectivamente, de la Segunda Campaña Nacional de Teatro consideraron, muy acertadamente, que Galicia era el mejor  lugar para iniciar, con la obra Águila de Blasón del insigne autor gallego Ramón María del Valle Inclán, esa turné que duraría seis meses. Así que, tras dos ensayando arduamente las tres piezas que llevábamos en el  repertorio, como dije en el capítulo anterior, el dos de octubre de 1969 debutábamos en el teatro Rosalía de Castro de La Coruña con un éxito apoteósico. Realmente el montaje era espectacular: varios decorados que se cambiaban a la velocidad de la luz consistiendo, el principal en dos pisos vistos, con una escalera central que comunicaba ambos ambientes y que, durante una actuación bastante posterior, iba a ser protagonista de una de mis anécdotas en esa gira..
Valle Inclán
Valle Inclán había sido un personaje genial, furioso y controvertido. Nacido en Compostela en 1869,  a pesar de haber cursado estudios de medicina, lo abandonó todo por la literatura. De tendencias anárquicas, recibió,  en el año 31, la llegada de la Segunda República con entusiasmo y apoyo, por cuya causa, tras el triunfo franquista, su obra fue prohibida y el sufrido pueblo español tuvo que estar muchos años sin disfrutar de tan impresionantes textos. Su carácter irascible está más que demostrado por la absurda manera en la que perdió un brazo: una jornada, durante esas famosas tertulias de intelectuales de la época, Valle se enzarzó en una acalorada discusión con otro escritor, Manuel Bueno, la cual terminó con una mutua y desgraciada agresión física. Al ver que Valle empuñaba contra él una botella, Bueno le propinó un bastonazo en la muñeca produciéndole una herida  que se fue infectando hasta llegar a gangrenarse, lo que hizo necesaria la amputación del brazo.
La trilogía de Las Comedias Bárbaras, Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata fueron la gran realización "valleinclanesca". Posteriormente dio el nombre de “Esperpentos” a cuatro imperecederas obras; Luces de Bohemia, Loscuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán, consiguiendo en ellas su propósito de plasmar la deformación grotesca de la civilización europea.
Marilyn y Miller

En aquellos días yo no cabía en mí de gozo. Codearme con actrices y actores del prestigio de Marisa de Leza, Luis Prendes, Arturo López o la inefable Maruchi Fresno, y, además, bajo la dirección del famoso Adolfo Marsillach  era más de lo que había soñado para mis inicios teatrales en España. Yo cubría, junto con Terele Pávez, los papeles que solemos llamar de “las segundas”, siempre apetitosos y muchas veces más lucidos que los de “las primeras”. Hacía “la Pichona” de Águila de Blasón, la maravillosa Olga de Después de la caída, esa obra que Arthur Miller escribiera inspirándose, tras el dramático divorcio,  en Marilyn Monroe, hecho que muchos calificaron como de un mal gusto supino,  y en Tiempo del 98, de Juan Antonio Castro,  interpretaba a “La cupletista”, y llevaba el peso de toda la parte musical de la obra.
Parte de la compañía junto al autocar en nuestro primer viaje
Hicimos el interminable viaje de once horas de Madrid a La Coruña en un autocar sin calefacción, de duros y estrechos asientos y sin comodidad alguna, como era normal en esos años. Más de veinte personas apiñadas en el afán de darnos mutuamente calor, algunos desplomando las agotadas cabezas sobre el hombro del sufrido compañero de asiento, otras, más previsoras,  intentando compartir pequeñas mantas con quien les hubiese tocado al lado.  En aquella oportunidad aprendí el arcaico orden de jerarquías que aún reinaba  en el teatro, incluso en los autobuses: los asientos eran ocupados según el puesto del actor en la compañía, es decir los primeros tenían adjudicados  los  delanteros, siendo los únicos con derecho a dos plazas,  los segundos, las  siguientes y el resto se apiñaba en lo que quedara de espacio. El alterar este orden podía proporcionarte un buen rapapolvo, ya por parte de las propias primeras figuras o del representante de compañía. Pero, aún así  estoy segura de que todos gozábamos de un entusiasmo digno de principiantes.

Aquel era un empeño importantísimo. No solo por la calidad artística de la cabecera y del director de la compañía, no solo por el mérito de las obras que íbamos a representar, sino también porque seis meses de trabajo continuado constituían un regalo del cielo. Casi todos éramos muy jóvenes, muchos casi neófitos, otros totalmente, pero   hasta los más curtidos, devotos de nuestra profesión. Fue un viaje sin duda angustioso, pero al día siguiente de nuestra llegada nos esperaban reconfortantes experiencias.


Por entonces, recibir a grandes compañías de teatro en provincias  era celebrado por alcaldes y concejales con actos honoríficos. Así que esa primera mañana en La Coruña, previamente informados la noche anterior por el representante de compañía, José Carpena, todos nos dirigimos al ayuntamiento donde nos recibieron con un ágape. Yo había pedido permiso a Carpena, para que mi Jesús viajara conmigo, es decir siempre juntos, como únicamente considerábamos posible sobrevivir,  y así iniciamos aquella gira, buscando, al bajarnos del autobús, tras una paliza de largas horas de viaje, alguna pensión  barata, generalmente recomendada por uno de los compañeros más experimentados y alguna fonda fiable para comer, cosa en la que los técnicos eran auténticos expertos. Eso de las giras lo tenían ya muy trillado. No era fácil afrontar los gastos de dos personas con el diminuto sueldo que yo percibía, 700 pesetas sin contar los descuentos, (no olvidemos que Jesús ya no recibía ayuda económica de su familia) pero hasta la choza más humilde era preferible a cortar el lazo físico que nos unía.
En el ayuntamiento de Santiago de Compostela
con el inevitable retrato del Generalísimo Franco al fondo
 
Fueron muchas las plazas que cubrimos en aquel tour por Galicia y en todas fuimos recibidos con entusiasmo por autoridades, público y crítica. Pontevedra, Vigo, Orense, Santiago de Compostela. Y es de esa ciudad de donde guardo los contrapuestos sentimientos de admiración e indignación que me provocó la visita, guiada por el señor alcalde, letrado Paz Sueiro, a los tesoros escondidos en las entrañas de la bellísima catedral.

Frente a la Catedral de Santiago de Compostela

No podía evitar pensar en la cantidad de miseria y hambre que solo una ínfima parte de tanto oro, piedras preciosas y obras de arte podían mitigar en una España aún llena de situaciones de precaria necesidad. Nunca había entendido las incoherencias de la Iglesia Católica pero  en esa ocasión, por primera vez,  pude aquilatar su magnitud.

Y en Pontevedra,  además de lo mucho que la atención de la prensa y los políticos alimentó nuestro ego, tuvimos la fortuna de conocer a un personaje maravilloso: Carlos Luis del Valle Inclán, hijo del afamado autor.
 

Imagen de una quiemada
La misma noche del estreno de Águila de Blasón,y puesto que no permanecíamos nunca más de tres días en cada plaza, don Carlos invitó a la compañía, tras la última función (en aquella época hacíamos dos diarias y todos los días de la semana), a asistir, con pronunciación de conjuro incluido, a una “queimada” en plena campiña y a la luz de la luna, rito típico de Galicia desde el Medioevo. Tras saber que el conjuro tenía la finalidad de proteger de los maleficios y los malos espíritus a todo el que lo tomase, rodeados de aquella envolvente atmósfera de misterio, cualquiera se abstenía de seguir el acto hasta el final.  A pesar del frio y el cansancio fue una experiencia sublime. Un momento en el cual ese 50 por ciento de sangre celta que trasiega por mis venas, se unió a las “meigas” invocadas y danzó alrededor de la gran fogata y de aquel recipiente de barro donde el bendito brebaje bullía sin cesar y sin mermar, sobreviviendo  íntegro a las acometidas que sufría de manos de todos los presentes, como si los dedos invisibles de las brujas que habitaban ese bosque lo rellenaran de continuo y misteriosamente. Fue una noche de ensueño que, al día siguiente, muchos pagamos con la consecuente resaca. Por la mañana me enteré de  que  el líquido ardiente que habíamos bebido de aquella olla cubierta de azules y bellísimas llamas, tanto por debajo como por dentro, estaba compuesto de orujo, azúcar, cáscara de limón y granos de café. Sin duda, una pócima mágica.
 En casa de don Carlos del Valle Inclán. (Marcado con una flecha)

El día de nuestra despedida de Pontevedra , Carlos Luis del Valle Inclán tuvo el detalle de invitarnos a Jesús, a mí y a unos cuantos más de la compañía a visitar su casa, donde estuvimos, casi hasta la hora de la función, escuchando  anécdotas y viendo fotos de su padre, ese autor que representábamos con auténtica devoción.
 
 
Fue aquella una época realmente placentera e ilustrativa pues, aparte de las magnas recepciones de las que éramos objeto, del descubrimiento de gentes y monumentos esplendorosos,  los viajes, al finalizar las funciones contratadas, eran relativamente cortos entre plaza y plaza. Momentos mucho más terribles llegarían cuando, a las tres de la mañana, tras el arduo trabajo teatral, en aquel autocar desprovisto de cualquier comodidad, hubiésemos de recorrer cientos de kilómetros  hasta llegar a la próxima ciudad concertada.
El caso es que, como me había pasado en el hotel Samil de Vigo cuando, poco tiempo atrás, recorría la península con mi maletita y mis arreglos musicales, cantando en donde se terciase, mi identificación con la idiosincrasia de los gallegos era total y el recuerdo de mi padre era una constante, algo tremendamente emotivo.

Todas hermosas y afectuosas ciudades gallegas recordadas con amor.  ¡Salvo aquel  Orense que nunca olvidaré! Esa ciudad donde, nuevamente, la vida clavó en mi pecho un puñal cuyo dolor me parecía imposible de soportar.  La ciudad en la que mi Jesús y yo hubimos de separarnos inevitablemente.


Próxima Instantánea. La Comuna

 

Viewing all articles
Browse latest Browse all 128

Latest Images

Trending Articles