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Channel: Yolanda Farr
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Instantánea 58 - Nunca llovió que no escampara (2ª parte).

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La guerra de Vietnam
Comprensiblemente, ese año 1968 pasó casi desapercibido para mí en lo que a sucesos mundiales se refiere. Por ejemplo, no me enteré de como el ataque de soldados del Vietcom   a la embajada americana en Saigón había encendido aún más el fuego de aquella guerra que duraba ya desde el año 64, enardeciendo al límite los ánimos patrióticos de los norteamericanos, o de que en Checoslovaquia se estaba cociendo lo que llegaría a ser la hermosa pero frustrada Primavera de Praga.  Y esta vez no era por la férrea censura castrista. Estaba demasiado ocupada tratando de sobrevivir e intentando digerir los múltiples nuevos acontecimientos que me golpeaban desde los cuatro puntos cardinales de mi nueva vida. Ni siquiera me enteré, siendo yo tan admiradora de las aventuras espaciales, de que EE.UU había lanzado con éxito  las naves Surveyor   y el Apolo V con dirección a la luna. Todo esto sucedido en el mes de enero, uno de los periodos más negros de mi existencia, rodeada como estaba tan solo de nostalgia, incertidumbre y soledad.

 
En el mes de febrero, en la Biblioteca Nacional de España se había descubierto un volumen de 700 páginas con anotaciones y dibujos realizados por el propio Leonardo da Vinci. Pues bien, a pesar de la cercanía y la importancia cultural del hecho, tampoco me enteré. Cosas de mi absoluta concentración en supervivir.
 
Martin Luther King
En abril y en EE.UU., un tal James Earl Ray asesinaba al líder negro Martin Luther King  provocando una reacción mundial de rechazo. Egoístamente no di demasiada importancia a tan tremenda noticia ni me detuve a contemplar sus posibles consecuencias.
 
Eso sí, cuando en abril la cantante Massiel ganaba el festival de Eurovisión con el La La La, de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, fue tal la repercusión nacional que fue imposible no enterarse. Sobre todo por lo rocambolesco de la historia. Resulta ser que el escogido para acudir al festival había sido Juan Manuel Serrat, un cantautor catalán, pero, según se comentaba, exigió cantarla en el idioma de su comunidad, Cataluña, a lo que los organizadores del festival en España se negaron, decidiendo pasarle la canción a una vocalista poco conocida en esos momentos  y nada exigente; Massiel. Esta al menos es la versión de los hechos que corría por los mentideros de Madrid.
 
París. Mayo de 68
En mayo y en Francia, una revolución universitaria seguida de huelgas generales conduciría al famoso Mayo Francés que iba a conmocionar a occidente y pondría de moda frases como “prohibido prohibir” o “la imaginación al poder”. Tan solo  leves murmullos de esto llegaron a España pues tampoco a la dictadura de Franco le interesaba hacer públicas cierta clase de noticias libertarias. Sin duda aquí también existía la diabólica censura.
 
En junio, en Norteamérica, Shirhan Shirhan disparaba al senador Robert Kennedy, hermano del también asesinado J.F.K. Robert moriría al día siguiente, dando esto lugar al inicio de la leyenda sobre la maldición de los Kennedy. En Costa Rica, donde vivían mis tíos, el volcán Arenal entraba en erupción matando a 87 personas y en España, la banda terrorista ETA cometía su primer asesinato en la persona de J. A. Pardines Arcay. (El primero de lo que se convertiría en una lista abrumadora).
 
Monica Vitti
En julio el papa Pablo VI condenaba en su encíclica el uso de los preservativos. Otro paso atrás de la Iglesia Católica. Monica Vitti recibía en San Sebastián la Concha de Oro por su trabajo en La ragazza de la pistola, y el premio masculino, exaequo, era para Sidney Poitier y Claude Richi.

 
En agosto las tropas soviéticas invadían Checoslovaquia, poniendo así un drástico fin a la Primavera de Praga. Otro sueño de libertad aplastado por los tanques.

Invasión de Checoslovaquia
Y en diciembre el Apolo VIII entraba en órbita lunar convirtiendo a sus tripulantes, los astronautas F. Borman, J. Lovell y W. A. Anders, en los primeros seres humanos que veían la cara oculta de la luna. Otra noticia que me pasó desapercibida. También en ese mes fallecía el gran escritor John Steinbeck, ganador del Pulitzer y autor de novelas que tanto me habían impactado como Las uvas de la ira o De ratones y hombres.



 
El dúo dinámico y Juan y Junior
 
Rosalía y Mikaela
Mucho más informada estaba sobre el mundo musical en España, del cual ahora formaba parte. Había estupendos grupos como Los Canarios, Los Pop Tops, los Bravos o Los Pekenikes, dúos como Juan y Junior o Manolo y Ramón, de nombre artístico El duo dimámico, cantantes de esplendidas voces como Mikaela o Rosalía y jovencitas entrañables como Karina, Marisol o Rocío Durcal.
 
Karina, Marisol y Rocio Durcal
 
Las canciones que arrasaron en ese año fueron Hey Jude, de los Beattles, Light my fire, de José Feliciano,  Delilah, de Tom Jones y una Guantanameraque yo incluía en mis actuaciones siempre que podía y a la que incorporaba, para delicia del público, los Versos Sencillos de José Martí.
 
Y en el cine, el séptimo arte y mi sueño dorado,  se estrenaban películas memorables como Elapartamento, con Jack Lemmon y Shirley Maclain, Belle de Jour, con una bellísima Catherine Denueve, el sobrecogedor La semilla del diablo (Rosemay´s baby), con Mia Forrow, la revolucionaria Barbarella, con Jane Fonda o la conmovedora Charly, protagonizada por un magnífico Cliff Robertson. En España el cine, salvo en el caso  del musical lleno de buenas intenciones de los Bravos, Dame unpoco de amor, seguía siendo de una mediocridad aplastante. Raphael, ese cantante de hermosa voz que tanto habíamos admirado los cubanos, rodó un film, El golfo, que resultó un tremendo fracaso a nivel de crítica.
 
 

Mi vida seguía en su proceso de iluminación. Las relaciones humanas y laborales con Giannini funcionaban muy bien y el círculo de mis amistades se iba ampliando. (Ver instantánea 57). Durante ese año Ramón (ver instantánea 53) me había presentado a Mariana Bobadilla, hija del dueño de las bodegas del Coñac 103, una mujer hermosa en todos los sentidos, con tres preciosos hijos y un marido belga excesivamente aficionado al elixir familiar. No todo iba a ser perfecto. Estoy segura que nuestra amistad seguiría vigente si no hubiese sido por la absurda y desorbitada inclinación que aquel individuo desarrolló por la “artista cubana”. Por ese motivo y para evitar una crisis familiar que ni Mariana ni sus hijos merecían, tiempo después yo decidiría poner distancia de por medio, para mi disgusto y su sorpresa, pues sin duda me tacharon de persona ingrata. Ramón y Jesús, naturalmente, conocieron mis motivos pero les hice prometer que nunca los contarían. Y así hicieron.
 
El día 24 de diciembre llegó y, siendo una fecha familiar y religiosa, la pasé con los Ortega. (Ver instantánea 50). El hecho de que estuviese trabajando y manteniéndome sin ayuda de nadie me había ganado su respeto y justificado mi renuencia a aceptar cualquier opción laboral no relacionada con mi profesión.  Mi primo Oscar y su novia brillaban por su ausencia, lo cual no me causó disgusto alguno. Ese año, para él,  las navidades correspondía pasarlas con sus padres en Costa Rica.
 
Pero el fin de año de 1968 estuve en casa de los Bobadilla y, entre risas y bromas, Mariana, sus dos hermanas y su marido, que aún no había enseñado las garras, los tres preciosos niños, Ramón y yo,  nos atragantamos, como es menester, con unas doce uvas totalmente distintas a las del año anterior. Aunque mi corazón, naturalmente, aún lloraba de añoranza por mis seres queridos de Cuba, siendo nuestra correspondencia frecuente y percibiendo en sus cartas la alegría que mis pequeños éxitos les causaban, aquella noche mi pena fue más llevadera. Ellos sabían, sin duda alguna, que mi empeño en traerlos a España era cada día más fuerte.
 
Si en mi desglose de aquella noche de fin de año echáis en falta algún nombre importante no os preocupéis. En mi próximo capítulo os narraré los eventos y aventuras de ese año con aquel Jesús Alcántara que cada día amaba más.
 
Foto de la obra Genusie, (Lola y la campana). Cuba 1966

PD. Acabó de recibir, de Jorge Cao, actor cubano nacionalizado colombiano y que se ha convertido en estrella de telenovelas latinoamericanas,  compañero y querido amigo en Cuba, una foto entrañable, reflejo de mis mejores tiempos en la isla. La función, Genusie, (Lola y la campana)  de René de Obaldía, dirigida por Rubén Vigón para su sala Arlequín, contaba con un espléndido reparto, Miguel de Grandy, Jorge Cao y yo, en la foto, así como con la maravillosa María de los Ángeles Santana. Aunque “extempore” quiero incluirla en este blog, en homenaje a tan grandes actores y a ese devoto y culto hombre de teatro; Rubén Vigón.
Gracias, querido Jorge.
 
´Próximo capítulo: 1969. Se alza el telón.

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